Estas comunidades deben convivir con animales salvajes que muchas veces destrozan sus cosechas, matan sus animales domésticos e incluso matan a sus familiares y amigos. Ese es el terrible coste que estas personas asumen por vivir allí y, si no se les da una contraprestación, terminarán por acabar con esa fauna salvaje que les daña y no les aporta nada. Gracias a los operadores cinegéticos estas comunidades ven importantes ingresos monetarios y aporte gratuito de carne a la par que se mantiene la biodiversidad con una gestión sostenible.